Valle de Brujas

Acusadas como “hijas de bruja”, Ana y Lucía huyen por los montes de Navarra, perseguidas por la Inquisición, mientras descubren que la magia podría ser real y que Lucía tal vez haya heredado el legado de su madre.

SINOPSIS

La mirada de la inquisición se cierne sobre Ana y Lucía tras el juicio de su madre, María, como supuesta bruja. Fue acusada por una mezcla de remordimiento y celos al ser una mujer independiente con el don de la curación. ¿O tal vez solo es conocimiento de los remedios naturales? Por lo tanto, Ana deberá tomar el rol de su madre para cuidar a Lucía.

En misa, el Clérigo advierte sobre la posibilidad de que la herejía sea heredable, poniendo todas las miradas sobre las hermanas, vistas como “hijas de bruja”. Al mismo tiempo, Isabela, una anciana les ofrece su ayuda al sentirse culpable. Varios días después, Lucía se escapa, persiguiendo al perro de la anciana, y al buscarla, Ana termina teniendo una conversación con ella. En esa conversación Isabela admite haber sido quien acusó a su madre por rencor, ya que María tenía fama de ser capaz de curar todos los males, pero no logró curar al marido de Isabela. Ambas discuten y antes de que Ana cometa una atrocidad, Ander, un amigo pastor, la detiene.

Varios días después una madre desesperada llega en busca de ayuda, porque su hija está enferma. Sin embargo, ninguna de las hermanas tiene conocimientos de plantas medicinales. Pero por suerte, en un sueño similar a los que advirtió el clérigo en su sermón, María le enseña a Lucía qué plantas utilizar. A la mañana siguiente, Ana en un intento desesperado hace caso a su hermana pequeña, preparan un brebaje y se lo dan a la madre de la enferma, un buen acto que termina con la Inquisición detrás de ellas.

En la huida enfrentan la hostilidad de la naturaleza, mientras son perseguidas de cerca por el Clérigo y sus hombres; el frío, la lluvia, animales salvajes… Finalmente Ander las encuentra y se refugian en el caserío de su tío. Ahí tienen unos días de descanso, donde el miedo germina en Ana: ¿Y si su madre realmente era una bruja? ¿Y si los sueños y presagios de Lucía son la herencia de su madre? Pero Ander la tranquiliza, diciéndole que en caso de que la magia sea real, él no cree que sea buena o mala, sino que depende de quien la use y está seguro de que ellas no tienen malas intenciones. Fruto de su apoyo durante esos días tan tensos, el amor comienza a brotar entre Ander y Ana, un amor que continuará para siempre, sin perjudicar la relación entre las hermanas. Sin embargo, la tranquilidad dura poco y los inquisidores los encuentran, en un momento tenso en el que casi logran atraparlos. Pero escapan.

Al mismo tiempo, Isabela, incapaz de lidiar con la culpa, se confiesa. Terminando ahorcada en el mismo lugar donde María fue condenada. Pero esto no quita que María fuese bruja, por lo que no sirve para cesar la persecución de sus hijas.

El trío protagonista se ve necesitado de alimento, por lo que bajan a otro pueblo en busca de alguien a quien ayudar. Esa noche Lucía tiene un sueño en el que su madre le enseña que hierbas recolectar y gracias a eso logran ayudar a una anciana, quien les recompensa con comida.

A partir de ahí aceptan su destino, perseguidas por la Inquisición, erran eternamente por los montes de Navarra, ayudando a la gente gracias a los sueños de Lucía, mejorando su calidad de vida poco a poco como curanderos nómadas.